sábado, 9 de mayo de 2015

¡Peligro! Mujeres trabajando

E stamos claras que hoy en día el poder de las féminas ha aumentado en muchos terrenos de la vida diaria, nuestra voz se escucha con más fuerza y nuestros intereses en muchas ocasiones se ven cumplidos a cabalidad. ¿Pero hasta qué punto estamos llevando nuestras relaciones laborales? Y es que un estudio ha revelado recientemente lo cruel y perturbador que pueden ser las relaciones con las mujeres de la oficina.
La encuestadora Workplace Bullying Institute señala que el 35% de los trabajadores en EE UU fueron intimidados por mujeres y ese problema se presentó por encima del acoso sexual.
Gary Namie co-fundadora de Workplace Bullying Institute indica que a las niñas se les enseña a ser críticas con las otras niñas desde la adolescencia. “Esa costumbre se vuelve particularmente feroz cuando llegan a la edad de trabajar. Por eso, algunas buscan convertirse en las favoritas de los jefes o critican a las que consideran tienen esa condición”.
Sin embargo, las relaciones con las chicas de la oficina también puede ser fructíferas y a la vez sana, sólo está atenta de quién te rodea y en quién puedes confiar, el trabajo ante todo y los resultados hablarán por sí solos.
Según lo que dicen los expertos estos son los tipos de mujeres “malas” que podemos encontrar, esperamos que no seas tú ninguna de estas:
La reina del hielo
Es incapaz de ver el punto de vista de los demás y considera a todas sus compañeras de trabajo como adversarias. Son mujeres que están convencidas de que ser mala es indispensable para sobrevivir en el mundo laboral y, bajo esa perspectiva, su plan es cansar a sus colegas, manipularlas o eliminarlas.
La muy mala
Es la típica chica mala que muestra una apariencia muy dura por fuera, aunque por dentro es suave. Su mezquindad, por lo general, se debe a inseguridades. Esta mujer, a menudo, suele hablar de sus compañeras como si éstas no estuvieran en la misma habitación, le encanta inventarse chismes y contarlos por toda la oficina pero, por lo general, sólo ataca a las mujeres que considera una amenaza. Una de sus características son los celos y la envidia competitiva frente al éxito de otras mujeres.

 
La mala pasiva
Es la reina de la agresión indirecta. Cuando no quiere a una compañera, la excluye de las reuniones, la mantiene fuera de las cadenas de correo electrónico importantes u “olvida” enviarle información crítica. Es de las que parece dulce cara a cara, pero es muy competitiva cuando está encubierta, por eso opera más eficazmente detrás de las pantallas de computador y a puerta cerrada. Es, a menudo, la mujer más misteriosa en las relaciones laborales femeninas, pues va a negar todas sus malas acciones hasta el final.
La que no quiere ser mala
Es una mujer extremadamente calculadora y su comportamiento irreflexivo y egoísta la lleva a tratar mal a las demás. De forma inconsciente ataca a otras mujeres y ni siquiera se da cuenta que lo está haciendo. La explicación puede ser que se siente inferior o está muy deprimida, pero no lo expresa de forma normal sino con agresividad.
La que no sabe que es mala
Es una mujer bien intencionada, pero por lo general muy rigurosa y controladora. Realmente cree que sus consejos no solicitados son de gran ayuda, que su tono mandón es sólo una guía y que su manía de usurpar el poder de otras es únicamente para ayudar a hacer el trabajo más rápido. Aquí muchas mujeres deben hacer una autoevaluación, pues es factible que hayan adoptado esa actitud en algún momento de su vida laboral, sin siquiera darse cuenta.
La que saca lo malo que hay en ti
Son aquellas que necesitan ayuda todo el tiempo, que se quejan a diario y que sólo cuentan historias tristes. Ellas logran fácilmente colmar la paciencia de sus colegas hasta llevarlas al punto de convertirlas en las malas de la oficina. La clave es mantenerse alerta frente a esas personas inseguras que agotan tu energía y te convierten en la mala de la película.

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